... y llegó el temeroso pero a la vez ansiado bautismo en montaña.
Describir con palabras las sensaciones que se tienen después de realizar 44 kilómetros con un desnivel acumulado de 4600 metros, y cerca de 6 horas de carrera, es imposible. En esas 6 horas descubres y aprendes muchas cosas. Te das cuenta que las sensaciones de asfalto en absoluto son comparables con las sensaciones en montaña, que aunque tú creas que vas bien, llega un momento en que las piernas te avisan con pinchazos, que nada es lo que parece.
Todo empezó muy bien para mí, las sensaciones de los primeros 20 kilómetros fueron muy positivas, me encontraba muy cómodo tanto de piernas como de cabeza.
Pero todo cambió en ese punto kilométrico, cuando prácticamente estaba terminando la ascensión al Pico Mijas "La bola".
En ese momento me noté las piernas muy duras y pesadas, y comencé a sospechar que aquello no era muy bueno. Efectivamente no me equivocaba, porque mis músculos vastos medios, se engarrotaron de tal forma que no era tan siquiera capaz de dar un paso andando. Comencé a andar como buenamente pude, sabiendo que el próximo avituallamiento del puerto de la Encina estaba cerca, apenas 2 km. descendentes, pero muy técnicos y que se hicieron eternos por el sendero del cerro de los conejos. Allí comenzó a pasarme gente, y entre ellos mi compañero de equipo Manolo Calvillo, que también iba tocado, y que fue mi compañero de fatigas hasta el final de la prueba. Cuando llegamos al avituallamiento, me aconsejaron que estirara bien, que comiera plátano y que bajara tranquilo andando, porque de lo contrario no iba a terminar, así que eso hice, estiré, descansé unos minutos y emprendí con Manolo la bajada, que hicimos con leves molestias hasta el siguiente avituallamiento líquido de la Fuente del Acebuche, en el kilómetro 27,8. A partir de allí, fue un calvario, porque cuando estiraba las piernas, me pinchaba en otros músculos de mi cuerpo que ni tan siquiera sabía que tenía. Aún nos quedaban 16 kilómetros, de los cuales 4 correspondían a la última subida técnica, la más dura pero también la más bonita y espectacular, que transcurre por el sendero del Tajo del Caballo.
Una vez alcanzada la cima, punto kilómetro 32 de la prueba, nos esperaba la última parte de la carrera en descenso hasta completar los 44 km.
Como explicaba al principio, la sensación de entrar en meta después de cerca de 6 horas es indescriptible. Por un lado recapitulando y asimilando la impotencia de llegar fresco, y no haber podido dar más por los continuos tirones, y por otro lado la satisfacción de haber tenido en óptimas condiciones la cabeza, para no derrumbarme y retirarme en ese punto kilométro número 22, cuando aún restaba la mitad de la prueba, y donde mis piernas me avisaban que ellas no iban a ayudarme a terminar.
Cuando entré en meta lo primero que me dijo mi compañero y amigo Carlos Chamorro fue:
- ¡Qué Jose!, ¿Repetirias?... y sin pensarlo 1 segundo le respondí que sin dudar a dudas. Todo lo que rodea a este deporte, va mucho más allá de llegar en un buen puesto. Las sensaciones de cruzar la meta después de un esfuerzo de este calibre, independientemente de llegar primero o décimo, creo que difieren poco, porque la recompensa es cruzar la meta, y disfrutar las experiencias de cada uno con el resto de amigos y compañeros.
Gente como Blanca, los Mudarra, Iván,... que son de otra galaxia, que están echa de otra pasta, son tan humildes como el que cruza la meta en último lugar. Eso es lo que hace a este deporte distinto de los demás, y por lo que sin pensar respondí a Carlos que sí, que sin duda volveré a repetir, y a mejorar ese puesto 152 de la general y 48 de Veteranos.
Aquí dejo el enlace de la clasificación:
enlace clasificación
Y como no, excepcional papel de los élite del equipo:
- Blanca Serrano, 13º de la general 1º Femenina, con más de 34 minutos sobre Mónica Aguilera.
- Miguel Mudarra, 1º Subcategoría Veteranos, 4º de la general
- Antonio Mudarra 2º Subcategoría Veteranos, 6º de la general
Ahora a recuperar esas piernas, para que estén lo mejor posible para el próximo y último asalto de la temporada, LAUJAR, con algo más de 28 kilómetros, 1700 metros de desnivel positivo.